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domingo, 5 de octubre de 2014

Recolectando té

Recolectando té, de Jorge Giménez Vives. Óleo sobre lienzo 61x50cm   1200€


El té se prepara con una planta perenne de la familia de las camelias, que se le llama Camellia sinensis. Hay muchas variedades, y puede llegar a medir más de 10m de altura. Las hojas son grandes, lanceoladas y con muchos nervios; y las flores son blanca, aromáticas y brotan en grupos como mucho de tres o solas.

El té normalmente proviene de China, India, Sri Lanka, Taiwán, Japón, Nepal, Australia y Kenia. Para su cultivo es precisa una zona húmeda y de altura, aunque actualmente también se cultiva en zonas secas usando terrazas. Las plantaciones suelen podarse para que la planta no crezca demasiado en altura y su recolección posterior sea más sencilla. Se suelen esperar unos tres años para hacer la recolecta, la cual se suele hacer a mano y no con máquinas. Según el proceso al que se sometan las hojas se obtiene una variedad u otra de té. 

Curiosamente esta información, más o menos detallada, es la que podemos encontrar con facilidad y abundancia por toda la red; sin embargo, a penas hay referencias a las personas que se encargan de recoger estas plantas y cuidar los cultivos. Por suerte hemos encontrado un artículo muy bueno en el blog de El País, escrito por Mónica Hernández, una reportera de TVE y que os vamos a comentar. En cualquier caso, os aconsejamos que le echéis un vistazo pinchando aquí.

En el artículo se nos habla sobre la mujeres que recogen el té en Sri Lanka, el mayor exportador de té del mundo. Nos dice que estas mujeres, vestidas con preciosos saris de colores, trabajan muchas horas, recogiendo hasta veinte kilos de té al día y por sólo dos euros.  Son mano de obra muy barata. La reportera relata lo siguiente:

En algunos informes había leído las duras condiciones de vida de estas mujeres que, con un pobre nivel de educación, parece que malviven en barracones sin condiciones higiénicas ni sanitarias y recorren kilómetros al día para ir a trabajar y después estar al frente de sus familias.



Lo más triste es que este tipo de noticia empieza a pasar inadvertido en Occidente pues es ya muy habitual oír hablar sobre las duras condiciones de trabajo en La India, en numerosas empresas occidentales. En cuanto más frecuente se hace la noticia, más ignorada es; lo cual es una pena.

En cualquier caso, este cuadro se lo dedicamos a todas esas hermosas mujeres que se desviven día a día por sus familias; y llamamos a la conciencia de todas las personas para que al menos, empecemos a ser conscientes de este tipo de injusticias. 



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